**English version below / Versión en inglés aquí abajo**
A veces se recuerda. A veces se olvida. Pero como el mar y sus olas, el misterio siempre vuelve. Y una regresa a él, trayendo pedacitos propios de regreso al todo.
Así comenzó a manifestarse Aurora Plateada.
Este sitio comenzó a gestarse en silencio desde el 2023. Como muchas cosas que son verdaderas, tardó en revelarse. Algunas partes llegaron de golpe, otras por capas. Y aún sigue en expansión.
En 2024, Aurora se expresó como un círculo íntimo, que funcionó solo por invitación directa. Fue un espacio cuidado, sin alardes, donde lo simbólico encontró cuerpo en la escucha y el encuentro.
Ahora se abre una nueva etapa, más hacia afuera. No más clara, pero sí más disponible. Una puerta entreabierta para quien sienta el llamado.
No llegó como mandato. Ni como revelación exacta. Se asomó como un juego suave, como esas cosas que me gustaban de chica: dibujar, mirar el cielo, inventar canciones sin letra.
Aurora no vino a elegirme. Simplemente se acercó cuando dejé de buscar respuestas y volvió el juego, como cuando era niña y creía que todo podía hablarme si escuchaba con el corazón abierto.
Desde entonces, la siento cerca. No siempre se manifiesta en palabras. A veces llega como una flor que me llama. En otras ocasiones, como una carta que desea nacer. Hay días en que no comprendo nada, y eso también está bien.
Aurora me enseña que no hace falta empujar para crear. Basta con abrir espacio.
Este lugar —Aurora Plateada— nace desde el permiso. Desde la libertad de crear sin buscar validación. Desde el acto de abrir el corazón, aunque no todo esté claro. Desde el deseo genuino de compartir, sin otra razón más que el pulso de hacerlo.
Acá no hay gurú. Hay trayecto. Hay cuaderno. Hay una espiral que me abraza.
Si algo de esto resuena con vos, jugalo. Tomalo, soltalo, respiralo. Aurora es libre. Y vos también.
Y si decidís cruzar este umbral conmigo, vas a encontrar universos sembrados en distintos rincones: cartas que susurran, cristales que narran, flores que acompañan procesos, animales que nos observan desde otros planos.
Hay lugares para escuchar, otros para crear, y también para recordar. Cada rincón de Aurora Plateada está hecho para que lo recorras a tu manera. No hace falta comprenderlo todo. No hay formas que seguir. Solo un latido que te invita a volver a vos.
Porque aunque cada sendero sea personal, también es compartido. Y quienes transitamos días de neblina y sol sabemos que, en el fondo, siempre nos estamos reconociendo.
Este espacio no busca darte respuestas. Ofrece belleza. Juego. Verdad sencilla.
Si sentís el llamado, seguí esa pluma. Quizá sea tu arte el que está por florecer.
Hoy, mientras terminaba de escribir esto, un colibrí se detuvo en mi ventana. Me recordó que lo sagrado a veces es así: breve, silencioso y exacto. Y que la belleza real, como Aurora, llega sin avisar. Como un regalo que sólo se entrega si una está presente.
Gracias por estar acá. Explorá la espiral completa →
Welcome to the Spiral
Sometimes we remember. Sometimes we forget. But like the sea and its waves, the mystery always returns. And we return to it, bringing little pieces of ourselves back to the whole.
This is how Aurora Plateada began to take shape.
This site began quietly in 2023. Like many true things, it took time to reveal itself. Some parts arrived all at once, others in gentle layers. And it's still expanding.
In 2024, Aurora found expression in a small private circle, shared only by direct invitation. It was a tender space, without noise, where symbols took form in listening and presence.
Now begins a new chapter—more visible, more open. Not necessarily clearer, but more available. A slightly open door for those who feel the call.
It didn’t come as a command or a perfect revelation. It appeared like a soft game, like the things I loved as a child: drawing, sky-gazing, inventing songs with no words.
Aurora didn’t choose me. She came close when I stopped searching for answers and returned to play, like the child I was who believed everything could speak if I listened with an open heart.
Since then, I feel her nearby. Not always in words. Sometimes as a flower that calls to me. Other times as a card longing to be born. And on many days, I don’t understand anything—and that’s okay too.
Aurora reminds me: there’s no need to push to create. Just make space.
This space—Aurora Plateada was born from permission. The freedom to create without needing approval. The courage to open the heart even in the unknown. The simple impulse to share.
There is no guru here. There is path. There is a notebook. There is a spiral that embraces me.
If any of this resonates with you, play with it. Hold it, release it, breathe it in. Aurora is free. And so are you.
And if you choose to step through this threshold with me, you’ll find universes tucked in many corners: whispering cards, crystals that tell stories, flowers that support inner journeys, and animals watching from other dimensions.
There are spaces for listening, others for creating, and some for remembering. Each corner of Aurora Plateada is made for you to explore in your own way. You don’t need to understand it all. There’s nothing to follow. Only a pulse inviting you back to yourself.
Because even though every path is personal, it’s also shared. And those of us who walk through fog and sunlight know we are always finding each other again.
This is not a place for answers. It offers beauty. Play. Gentle truth.
If you feel the call, follow the feather. Perhaps your own art is about to bloom.
Today, as I finished writing this, a hummingbird stopped at my window. It reminded me that the sacred is often like that: brief, quiet, and perfect. And that true beauty—like Aurora—arrives unannounced. A gift that comes only when we’re truly present.
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